Opis:
Desde Ronda tomamos la A-397 dirección San Pedro de Alcántara y circulamos unos 13 km, hasta que vemos a nuestra izquierda el cartel de Sierra de Las Nieves, abandonamos la carretera y tomamos la pista que pasa por el Área Recreativa Conejeras y por el camping. Tras 14 km. de pista totales, llegamos al Área Recreativa los Quejigales a 1.285 m. de altitud. Comenzamos a andar pisando nieve, por la pista paralelos al arroyo. A unos 300 metros aparece un panel informativo, inda que comienza el sendero SL-A 140 Quejigales – Torrecilla. Abandonamos la pista y cruzamos el arroyo por un puente de madera. Seguimos por la vereda bien marcada entre pinos, ganando altura suavemente en dirección a la Cañada del Cuerno. El camino tiene mezcla de hielo, nieve y barro. Conforme nos vamos introduciendo en la cañada, la umbría es mayor y la pendiente se va acentuando. Andamos ahora entre pinsapos, algunos de ellos son los más viejos de esta sierra. Acercando a Puerto de los Pilones, donde cruza el carril, que lleva al repetidor de televisión y parte un poco antes de llegar al Área Recreativa los Quejigales. El bosque se va haciendo cada vez menos frondoso y la nieve aumente el grosor. Ver el paisaje de los viejos pinsapos, con las copas blancas es admirable. Llegamos a la pista, en una hora de constante ascenso. Aquí el viento pegaba con fuerza, envolviéndonos de vez en cuando por el polvo de la nieve. Justo en el cruce de la pista, hay un poste de madera con tres indicaciones: Sendero Quejigales – Torrecillas (hacia el este); Casa Rural Los Quejigales: 2,9 km (hacia el oeste); Área Recreativa Los Quejigales: 2,7 km. (hacia el oeste) Remontamos unos metros, por la pista y alcanzamos el Puerto de los Pilones. Encontramos un panel, que nos indica la vista panorámica que tenemos desde aquí: Quejigo, Puerto de Los Valientes, Torrecillas, Alcazaba, el Mar Mediterráneo y el cerro de los Pilones. Si volvemos la vista hacia el norte, vemos Ronda y más al fondo la sierra de Grazalema, con sus cumbres también blancas. A partir de aquí, comenzamos a descender entre quejigos, infrecuentes a estas altitudes. Todo está nevado y a pesar del viento, la visibilidad es muy nítida. Se ven las montañas del Rif, cubiertas por un manto blanco. Vamos serpenteando por el camino, sobre muchas huellas de la multitud de gente. En 15 minutos desde el Puerto, llegamos al pozo de nieve de Tolox. Donde antiguamente guardaban el hielo, para bajarlo a las poblaciones en mulos. Unos metros más adelante hay una bifurcación de senderos que indican: MIRADOR 6,40 Puerto del Saucillo; SL-A 351 SENDERO Puerto del Saucillo – Torrecilla; SL-A 140 SENDERO Quejigales – Torrecilla. Continuamos el trayecto y ahora damos vistas sobre la costa malagueña. Vemos también la sierra de Tejera cubierta de nieve, es un espectáculo cuando hay tanta claridad. En todo el itinerario hay gran trasiego de senderista, esta ruta es muy popular y ahora con nieve mucho más. Sin detenernos y andando contra el viento, llegamos al cerro del Pilar. Parada obligatoria tomar algún alimento y beber agua en pilar de Tolox ó también llamado fuente de los Machos. Su tímido caño de agua, esta medio congelado y la poza con una capa de hielo. Estábamos en la falda del Pico Torrecilla y antes de seguir nos pusimos los crampones. La subida fue muy cómoda, al tener mucha nieve el sendero los elegimos nosotros. Tardamos 30 minutos, en hacer cumbre en el Torrecilla desde el Pilar. El frío que venía del norte, no dejaba que estuviéramos mucho tiempo al descubierto. Los que llegamos a cumbre, nos refugiamos sobre las piedras. No son tantos los que llegamos a lo más alto del Torrecillas (1919m), alguna gente llegan al cerro del Pilar. La nieve atrae mucha gente a la montaña, aunque van con falta de material para nieve y ya es una aventura llegar a la fuente de Tolox. La gran limpieza atmosférica del día, la vista era infinita. Podíamos ver el valle del Genal, Sierra Bermeja, la costa africana, Ceuta y su islote, la Hoya de Málaga, la capital y su bahía, el Peñón de Gibraltar, Sierra Tejera y Sierra Nevada. Nos hicimos unas fotos y comenzamos el descenso. En veinte minutos estábamos en el pilar y aprovechamos para comer. Tras recuperar fuerzas, reanudamos la marcha nuevamente por el sendero. Deshaciendo nuestras propias huellas y disfrutando nuevamente de la belleza de los quejigos. La bajada es rápida, ya hay poca gente. La mayoría que vinieron con niños, se iban marchando para el medio día. Es increíble cómo cambia el paisaje según la hora, las sobras son muy fuertes y parece diferente por donde pasamos. En cinco horas hemos llegado al coche y emprendemos la vuelta a casa.